¿Otra vez hablando de liderazgo?
¿No se cansan a veces de escuchar o leer tanto de liderazgo? Al principio no entendía mucho por qué me pasaba esto. ¿Cómo era posible que me aburriera con propuestas asociadas al liderazgo cuando es algo determinante para quienes integramos una organización? Peor aún, ¿cómo era posible que me pasara esto cuando es un tema que me apasiona? Quizás a ti ya te aburrieron estas líneas, pero creo haber llegado a una explicación para este problema, por lo que te sugiero esperar un poco.
Creo que el liderazgo aburre cuando se trata o se entiende como un fin en sí mismo. No son pocas las publicaciones, videos o conversaciones donde se habla de liderazgo y se desvincula de su propósito fundamental. El liderazgo, con sus innumerables modelos, formas, frases célebres, publicaciones o reglamentos, adquieren sentido o significado real cuando parten y terminan en las personas sobre las cuales se quiere influir. No hacerlo me parece un error fundamental en el que se cae demasiado a menudo por la complejidad que acarrea este punto de partida y término: la persona.
Análogas resultan las discusiones en torno a la educación cuando se pierde de vista el sujeto de tal acción. Los directores, especialistas, unidades técnicas, todos con o sin postítulos, la infraestructura, los procesos, las evaluaciones y sus correspondientes calificaciones, tienen un solo fin: el momento en que un profesor interactúa con un alumno (enseña) y este asimila un nuevo conocimiento (aprende). Así también, todas las discusiones o ideas relacionadas con el liderazgo encuentran su momento cúlmine cuando un integrante de una organización debe influir sobre alguien más.
Si bien esta aproximación no va a condicionar lo que sabemos sobre liderazgo, debiera hacerlo respecto de nuestras acciones en esta materia. Veamos esto con un ejemplo. Son muchos los modelos o postulados de liderazgo que consideran el ejemplo personal como un factor determinante a la hora de influir sobre una persona o sobre un grupo. Entonces, si desvinculamos el ejemplo personal respecto de aquellos sobre quienes pretendemos ejercer el liderazgo, corremos el riesgo de emplear formas, un lenguaje, momentos u otros factores que no tengan impacto alguno. Peor aún, podemos llegar a producir un efecto contrario al esperado, es decir, disminuir nuestra capacidad para influir positivamente sobre otros dada la forma en la que intentamos transmitir el ejemplo personal. De esta forma, independiente de la variable asociada al liderazgo que queramos trabajar, será necesario establecer una relación permanente entre dicha variable y las personas que pretendemos liderar.
En síntesis, debemos recordar que el liderazgo no es un fin en sí mismo. Es una herramienta; un medio para lograr algo mucho más significativo para quienes nos rodean. Por ello, resulta fundamental conocer a las personas que integran nuestros equipos, para luego poder aplicar las ideas asociadas al liderazgo sobre realidades objetivas. Esto ayudará a ponderar de mejor forma las ideas y propuestas que aprendamos, permitiendo ser mucho más eficientes en nuestro aprendizaje como futuros líderes, todo en beneficio de nuestra organización y las personas que la integran.
Equipo AZIMUT12