El mando tipo misión: una filosofía para entornos complejos

Credits: Philippe Boukobza

El mando tipo misión busca alcanzar una mayor flexibilidad en la organización, otorgando libertad de acción para que todos los niveles de dirección y jefaturas —líderes ágiles y adaptables— actúen con iniciativa, orientados por un entendimiento común, sustentado en la confianza mutua y el propósito compartido.


La realidad nos muestra que vivimos en un ambiente donde predomina la incertidumbre. Tanto es así, que diversos autores señalan que el acrónimo VUCA, que se ha utilizado profusamente en las últimas tres décadas para describir un entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo, ha quedado obsoleto, dando paso a un ambiente frágil, ansioso, no lineal e incomprensible bajo el acrónimo BANI, describiendo así un entorno altamente impredecible y donde prevalece el caos.

En este contexto, los líderes y las organizaciones pasan de una crisis a otra con la creencia subyacente, casi subconsciente, de que solo tienen que sobrevivir a esta última crisis para que las cosas se calmen y puedan concentrarse en la estrategia. Naturalmente, ese instante de tranquilidad nunca llega y las iniciativas a largo plazo son obstaculizadas por los siguientes desafíos existenciales. Este método no es viable tanto desde un punto de vista estratégico como emocional.

Adicionalmente, quienes dirigen organizaciones, enfrentan estos retos apoyándose en estructuras y procesos establecidos, los cuales están diseñados para reducir la incertidumbre y gestionar riesgos residuales. En una crisis grave, sin embargo, la incertidumbre puede alcanzar niveles extremos, y la forma normal de trabajar se ve desbordada. En esos momentos, los modelos operativos de gestión tradicionales rara vez resultan adecuados y las organizaciones con procesos inadecuados pueden verse fuertemente impactadas.

Por último, es una práctica recurrente en muchas organizaciones el funcionamiento con un ciclo de planificación anual. Los directivos deciden colectivamente las estrategias, presupuestos y planes operativos una vez al año y luego gestionan las operaciones de acuerdo con esos objetivos. Sin embargo, en el entorno actual es altamente probable el surgimiento de acontecimientos de rápida evolución y particularmente bajo un contexto de crisis, siendo necesario que se adopten decisiones ejecutables, eficientes y por sobre todo oportunas.

Asumiendo estas tres condiciones, es posible pensar en efectuar algunos cambios, los que se deberían enfocar —en lo estructural— hacia el diseño de una organización ágil constituida por una red de equipos, con una cultura centrada en las personas, que funciona en ciclos rápidos de aprendizaje y toma de decisiones facilitados por la tecnología, donde el principio-guía es un fuerte propósito compartido y donde sea posible reconfigurar estrategias, estructuras, procesos, roles, personas y tecnologías con rapidez y eficiencia para captar oportunidades de crear y preservar valor.

Un modelo que se acerca a este diseño conceptual es el que se conoce como Mando Tipo Misión. Este concepto, de origen militar y que se entiende como una filosofía de mando y liderazgo, es la respuesta que las organizaciones de carácter militar se han dado ante la creciente incertidumbre, ambigüedad y caos de la guerra.

Principios del mando tipo misión

Este enfoque —el mando tipo misión— es una derivación de Auftragstaktik que se desarrolló a la luz de la rápida evolución del campo de batalla en el siglo XIX. El comandante ya no podía ver ni comunicarse con todas sus tropas. Si una situación evolucionaba de manera diferente para una unidad de lo que el comandante había previsto inicialmente, la unidad simplemente no tenía tiempo para pedir orientación al comandante.

Así, la unidad tenía que actuar instantáneamente sin poner en peligro el plan general del comandante. Para poder actuar en consecuencia, las unidades subordinadas tenían que entender perfectamente el plan general (es decir, la intención del comandante) y el papel que desempeñan en este juego, en particular qué tareas son esenciales para todo el plan.

Entonces, en palabras simples, el mando tipo misión busca alcanzar una mayor flexibilidad en la organización, otorgando libertad de acción para que todos los niveles de dirección y jefaturas —líderes ágiles y adaptables— actúen con iniciativa, orientados por un entendimiento común, sustentado en la confianza mutua y el propósito compartido.

Veamos brevemente cuáles son los principios que sustentan este modelo conceptual.


A. Crear equipos cohesivos a través de la confianza mutua.

El sentido de pertenencia, esfuerzo compartido, interdependencia y confianza mutua son algunos de los elementos que dan forma a la cohesión en las organizaciones. Se puede desagregar, por un lado, en la cohesión tarea que refleja el grado en el cual los miembros del equipo trabajan juntos para lograr propósitos comunes, y, por otro lado, la cohesión social que hace referencia al grado en el cual los miembros del equipo tienen empatía entre sí y disfrutan del compañerismo existente en el grupo.

Probablemente, en este contexto, adquiere una relevancia fundamental la confianza mutua, algo que requiere de especiales consideraciones por parte de quienes lideran como también de los liderados. La integridad, honestidad, respeto y transparencia, sumados a la competencia, son indudablemente elementos generadores de confianza.

Un efecto significativo del desarrollo de confianza se produce cuando los miembros del equipo sienten que sus líderes confían en ellos, aumentando la probabilidad que tomen la iniciativa y salgan de su zona de confort, produciendo entonces el verdadero crecimiento.

Un concepto que se relaciona con esta idea es el engagement, que desde el punto de vista psicológico plantea, entre otros, el modelo PERMA: generar emociones positivas (positive emotions), compromiso (engagement), relaciones (relationship), propósito (meaning) y logro (accomplishment).


B. Establecer un entendimiento y propósito compartidos.

Crear un entendimiento común sobre procedimientos, formas de trabajar y cómo resolver problemas al igual que calibrar los conocimientos del equipo garantiza que todos trabajen bajo los mismos parámetros.

Una de las tareas esenciales del líder debe ser garantizar un entendimiento compartido de lo que debe hacer toda la organización. Por lograr aquello, debe existir una narrativa clara y coherente que debe comunicarse efectiva y continuamente para asegurarse de que el mensaje sea recibido en forma correcta.

Esto será clave si se busca otorgar libertad de acción a los equipos para que actúen dentro de un marco común y siguiendo un propósito compartido por toda la organización.


C. Comprensión de la intención del directivo.

Por mucho que cambie el entorno operativo, si se entienden claramente la intención y el porqué de la tarea, es altamente probable que los miembros del equipo sean más adaptables, ágiles y creativos. Será entonces fundamental que la intención sea clara y se exprese con precisión.

Todos los integrantes de la organización deben apropiarse del problema y apreciar la importancia de su papel en la consecución del objetivo. Esto exige no solo habilidades comunicacionales por parte del líder, sino también y lo más importante, tener absoluta claridad de hacia dónde quiere llevar su organización.


D. Emitir ordenes de misión

Se deben impartir directrices que hagan hincapié en los resultados que se espera conseguir, no en cómo conseguirlos. Si los integrantes de la organización entienden el por qué, comprenderán cómo encajan sus tareas dentro de ese por qué para lograr el objetivo, y tendrán la confianza necesaria para lograr esa tarea del modo que elijan.

Este enfoque, junto con contrarrestar la micro gestión, otorga espacios para la creatividad y el crecimiento individual.

Los líderes deben proporcionar la cantidad adecuada de orientación en función de la formación y la experiencia del subordinado y entregar claridad también en cuanto a las expectativas.


E. Aplicar iniciativa disciplinada

La iniciativa disciplinada faculta a las personas de la organización para tomar decisiones y utilizar la iniciativa, siempre que esas decisiones y acciones se ajusten a las directrices de la intención del líder.

Los proyectos varían en complejidad y a menudo integran a miembros de equipos de toda la organización. Para un líder que está gestionando múltiples flujos de trabajo, es casi imposible gestionar eficazmente los detalles minuciosos dentro de cada flujo de trabajo, a veces en diferentes lugares. Los líderes eficaces confían en los miembros de su equipo y les dan poder.

Por último, al permitir que los miembros del equipo utilicen la iniciativa disciplinada, los líderes pueden pensar en el panorama general en lugar de estancarse en los detalles.


F. Aceptar un riesgo prudente

Por naturaleza, los equipos corporativos buscan la perfección y tienen poca tolerancia a los errores. Sin embargo, a veces los líderes tienen que asumir cierto riesgo y aceptar que se cometan errores. La recompensa es el desarrollo individual y del equipo, que compensará con creces cualquier impacto negativo que hubiese ocurrido en el corto plazo.

En simple, entonces, ¿cuáles son las ventajas del mando tipo misión?

  1. En primer lugar, aporta flexibilidad a través de la descentralización, no solo de la ejecución de las tareas, sino también de la toma de decisiones, lo que responde de mejor manera a las condiciones cambiantes del entorno.

  2. De igual forma, el mando tipo misión permite ahorrar tiempo. Los directivos o jefes no tienen que preocuparse demasiado por los detalles, ni están obligados a trazar el camino exacto para cada unidad. Las unidades pueden actuar al instante si la situación cambia de forma imprevista; no necesitan pedir su aprobación porque conocen el objetivo.

  3. Permite además a los integrantes de la organización desarrollar su propio estilo de liderazgo y confianza en sí mismos, al tiempo que alivia la pesada carga que suelen llevar los líderes y eleva las oportunidades de éxito del equipo. Manteniendo un claro enfoque en las personas por sobre los procesos.

  4. Cuando el mando tipo misión se ejecuta correctamente, el potencial de éxito se amplía exponencialmente, creando beneficios tangibles tanto para los individuos como para todo el equipo.

 

Equipo Azimut12

 

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