5 Consejos para “pensar fuera de la caja”

Fernando Garetto Risso

¿Cuántas veces has escuchado esto de “pensar fuera de la caja”? Quizás más de cien veces. De hecho, estoy seguro que tú se las has dicho a tu equipo en más de alguna ocasión. Ahora, si asististe a un taller de liderazgo, te apuesto diez a uno en que se hizo mención a esta famosa frase.

A la idea de “pensar fuera de la caja” no se le atribuye un autor en particular. Pero esto no ha sido obstáculo para que le considere fundamental a la hora de enfrentar desafíos o solucionar problemas cuya solución no surge de forma convencional. Su origen, se presume, está relacionado con el “puzzle de los nueve puntos", refiriéndose a un problema sobre el cual se deben trazar cuatro líneas rectas que obligadamente pasen por los nueve puntos dispuestos en forma de cuadrado (3x3). Para resolverlo, la única solución es salir de los márgenes “o de la caja” que conforman los puntos exteriores.

El problema que subyace (al igual que lo que ocurre con la creatividad o el pensamiento crítico) es saber realmente cómo se piensa fuera de la caja o qué debo hacer para ello. Bueno, en estas líneas te entregamos algunas pistas que esperamos contribuyan un poco a darle forma a esta muy bien intencionada, pero a veces demasiado abstracta frase.

1.Identifica los elementos y límites de la caja: Por obvio que parezca, para pensar fuera de la caja debemos saber cuál es la caja. Bueno, normalmente la caja se conforma a partir de varios elementos:

  • Los límites de tu organización; Uno tiende a solucionar los problemas solamente con las capacidades de la organización (equipo, división, departamento, etc.) a la que se pertenece.

  • Los recursos o soluciones disponibles, tales como presupuesto, personas o alternativas de solución anteriores.

  • Nuestros conocimientos: Aunque cueste aceptarlo, lo que sabemos forma parte fundamental de la caja.

2. Mira el problema de forma distinta; a veces un problema puede ser definido o interpretado de otra forma, lo que puede llevar a soluciones alternativas. Una herramienta clave para esto es aplicar lo que Edward de Bono acuñó como “Pensamiento Lateral” hace ya casi seis décadas y que, en una de sus definiciones, el citado autor identificó como “una forma particular de utilizar la información para lograr una reestructuración de patrones”.[1]

Veamos un ejemplo: tu empresa sufre un robo y queda en evidencia un problema de seguridad. Como el lugar donde se produjo el robo no estaba cubierto por cámaras de seguridad, entonces es probable que el problema se entienda como “la falta de cámaras de seguridad”. Así la única solución que tiene ese problema es poner más cámaras.

Una mirada distinta a ese problema podría encontrarse al identificar patrones, activos críticos que requieran protección o vulnerabilidades del sistema de control de acceso. De esta forma, el problema ya no es “la falta de cámaras de seguridad” sino cómo mejorar la seguridad de determinadas áreas; con esta aproximación se abren más soluciones, algunas de las cuales pueden resultar menos costosas.

3. Busca opiniones divergentes. Sociabiliza tus ideas con personas que no estén involucradas directamente con el problema. Hazlo con personas distintas a ti; no necesariamente en cuanto a sexo, posición en la empresa o edad, sino a aquellas personas que normalmente piensan distinto como lo haces tú. Puede ser una persona con la que no te lleves bien (porque siempre tiene una opinión contraria a la tuya) o bien una persona externa a tu organización. No te cierres… Al buscar estas opiniones normalmente estás saliendo fuera de la caja.

El arquitecto chileno Alejandro Aravena es quizás el mejor ejemplo de esta idea. Tanto para diseñar un sistema que mitigara los efectos destructivos de un tsunami en Constitución, como para construir viviendas sociales con pocos recursos y demandas específicas de los futuros moradores, el arquitecto incorporó a la comunidad para participar del diseño del problema y de las soluciones. Como resultado, un extenso parque con muchos árboles fue la solución al primer problema y la construcción de la mitad de una casa con posibilidad de ampliación por parte de los habitantes fueron las soluciones que cambiaron radicalmente la forma de solucionar los problemas que tradicionalmente se solucionarían con un muro y block respectivamente.[2]

4. Desafía el statu quo. Un problema recurrente probablemente requerirá de soluciones distintas. Es común arribar a las desvinculaciones de personal cuando el objetivo es reducir costos. En una popular charla TED, Simon Sinek dio a conocer la historia de una fábrica de EE.UU. llamada Barry-Wehmiller que en 2008 fue golpeada por la recesión y perdió el 30 % de sus pedidos de un día para otro. Esto no le permitía mantener a sus trabajadores, por lo que rápidamente llegó la hora de discutir los despidos. La meta era ahorrar 10 millones de dólares. Sin embargo, su CEO Bob Chapman se negó a despedir gente. Así diseñaron un programa de vacaciones de 4 semanas no remuneradas que podían tomarse en cualquier combinación. Al anunciar la solución, se les dijo a los trabajadores “es mejor que todos debamos sufrir un poco a que cualquiera de nosotros tenga que sufrir mucho”. Esto hizo que la gente se sintiera segura, y la producción aumentó. No ahorraron 10 millones… Fueron 20.[3]

5. Procrastina. Sí, procrastina un poco. Esta es la palabra “elegante” que conocemos para dejar para otro momento las cosas que debes ahora. Algo así como la antítesis del dicho “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Según Adam Grant, hay evidencia suficiente para establecer que las personas que, habiendo recibido una tarea o problema en particular, proponen soluciones más creativas que aquellos que se dirigen directamente a solucionar el problema dado.[4] Lo que ocurre es que tu cerebro sigue trabajando mientras realizas tareas de menor demanda cognitiva y, es por eso, que en momentos inesperados surgen ideas novedosas, sin que estemos directamente trabajando en ellas. Un consejo: tienes que estar listo para anotarlas o grabarlas de alguna forma.

Como ves, pensar fuera de la caja no es solamente una forma de incentivar a tu equipo a que hagan cosas distintas. Requiere de un esfuerzo adicional cuya principal dificultad está en hacer las cosas de forma diferente a las que normalmente usamos para solucionar nuestros problemas.

En síntesis, existen herramientas concretas para que nosotros y nuestro equipo podamos pensar fuera de la caja. Primero debemos identificar los elementos y en consecuencia los límites de la caja. Luego, es muy útil aproximarse al problema de formas distintas y lograr redefinirlo si es necesario. También nos puede ayudar buscar opiniones distintas a las nuestras con personas a las que normalmente no le preguntaríamos su opinión. Finalmente, desafiar el orden normal de las cosas (statu quo) y procrastinar un poco pueden ser muy útiles a la hora de encontrar soluciones novedosas que se conviertan en resultados creativos para enfrentar nuestros desafíos.

Finalmente, recuerda que en Azimut 12 contamos con un equipo de profesionales con los que podemos contribuir significativamente a tu organización para que esta y otras formas de pensar formen parte de los activos o de la identidad de tu organización y, con ello, entregarle mayor flexibilidad y resiliencia a los desafíos que nos impone la era en que vivimos.


[1] Edward De Bono, Lateral Thinking: A Textbook of Creativity, Penguin Books, vol. 3, 1990, 40.

[2] Alejandro Aravena, My architectural philosophy: Bring the community into the process. Ted Talk, octubre 2014 (disponible en https://www.ted.com/talks/alejandro_aravena_my_architectural_philosophy_bring_the_community_into_the_process?subtitle=en&geo=es)

[3] Simon Sinek, “Why good leaders make you feel safe". Ted Talk, Marzo, 2014 (disponible en https://www.ted.com/talks/simon_sinek_why_good_leaders_make_you_feel_safe/transcript?subtitle=en&language=en&geo=es)

[4] Adam Grant, Originales: Cómo los inconformistas mueven el mundo, Paidos,  (Buenos Aires: Paidos SAICF, 2017)

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